Edad moderna y contemporánea

A finales del siglo XVIII, Villavieja tenía una población de 240 habitantes. Era un término estable pero poco poblado en la Tierra de Buitrago. En aquella época la zona pertenecía a la tierra de Guadalajara. El desarrollo urbano se dio en el sur del término, cerca del río Lozoya. La Iglesia que hoy está incorporada al núcleo urbano, fue en su origen una ermita aneja a la Iglesia de San Antolín de Buitrago y se encontraba en las afueras de la población. También fuera del casco se situaba la fragua propiedad del concejo y un molino sobre el arroyo de los Robles. Las tropas napoleónicas pasaron de largo hacia Madrid después de ganar en la Batalla de Somosierra a las tropas españolas. Allí en lo alto del puerto se conmemora todos los años esa batalla junto al monolito que se encuentra a las afueras del pueblo con una interesante representación ambientada en la época. Lo que no pasó de largo fue una gran crecida del Arroyo de Los Robles debido a unas lluvias excepcionales que destruyeron varias casas y obligaron a construir el núcleo urbano en la colina en su actual emplazamiento.

Fragua de Villavieja del Lozoya

En los años siguientes, la población y el número de viviendas experimentaron un crecimiento débil pero continuado hasta la segunda mitad del siglo XIX, caracterizada por la estabilidad demográfica y el estancamiento de la evolución urbana: el casco conservaba el trazado ya definido en un plano de 1879.

Mozos del pueblo de Villavieja del Lozoya

Los acontecimientos que marcaron profundamente al pueblo de Villavieja del Lozoya en las primeras décadas del siglo XX fueron: la construcción de obras públicas como el ferrocarril, hoy en desuso,  Madrid-Burgos ; el breve periodo de la República y la posterior Guerra Civil, durante la cual se evacuaron a mujeres y niños por la consolidación del frente en la zona durante tres años y, finalmente,  el  éxodo rural  hacia la capital que disminuyó sensiblemente a su población en los años sesenta y setenta del pasado siglo.

Cada uno de estos momentos históricos que afectaron intensamente a Villavieja bien merece un desarrollo específico que nos ayudaría a entender mejor su historia reciente, pero dado el carácter y la finalidad de esta obra no podemos abordarlos con un mínimo rigor.

Esos acontecimientos dejaron su huella en la memoria de los vecinos de más edad del pueblo, como veremos en la segunda parte de esta obra donde recogemos sus recuerdos y vivencias, pero también pueden seguirse, desde otra perspectiva, a través del hilo conductor de la evolución de su población.

Durante el primer tercio del siglo XX, Villavieja  registró un importante incremento de población ya que en 1930 se alcanzaron los 464 habitantes, superando el censo anterior, de 1920, en un 21,8%. En general, la economía española se vio favorecida por la neutralidad del gobierno en la Primera Guerra mundial, aunque se incrementaron mucho las tensiones sociales entre las clases sociales que se beneficiaron de ese auge y la inmensa mayoría de la población, situada en las zonas rurales.

También habría que anotar como causa del crecimiento demográfico una mayor atención sanitaria y educativa que poco a poco va llegando al medio rural: Villavieja contaba con médico titular al menos desde 1908, aunque el concejo había contribuido  a pagar desde siglos atrás a un “cirujano de oficio” y, además, la gente recibía atención del médico de Buitrago que atendía a toda la comarca.

En la “Guía de Madrid y su provincia”  se menciona ya la enseñanza primaria pública, implantada como consecuencia de la Ley Moyano,  señalando que la escuela de Villavieja contaba en 1887 con 40 alumnos “que reciben juntos la enseñanza, que es común a los dos sexos, por el sistema simultáneo”. La plaza se cubría por concurso con una remuneración anual de 625 pesetas y 156,25 más para material, siendo sostenida por el concejo.

A pesar de los graves acontecimientos de la Guerra Civil que comenzó en 1936, la población prosiguió su crecimiento hasta 1950, para luego sufrir un brusco descenso. Efectivamente, si en 1950 Villavieja presentaba  una población de 501 habitantes,  en 1980  cae a 167, una disminución que dejó reducido el número de habitantes a menos de la mitad.

Las causas de este éxodo, general en todos los pueblos de la Sierra de Madrid, se debió, por una parte, a la finalización de la repoblación forestal  y de las obras públicas del embalse de Riosequillo que redujeron las posibilidades de encontrar trabajo en la zona y, por otra parte, a la oferta laboral de la capital, Madrid, que empezaba a proporcionar muchos  puestos de trabajo en la industria y los servicios como consecuencia del Plan de Estabilización de 1957. También hay que señalar como causa del éxodo rural el mismo aumento de la población que alcanzó su máximo en 1950,una cifra quizá excesiva para unos recursos limitados.

Hoy día, el número de viviendas secundarias aisladas es mayor que las del casco. En el casco se están recuperando y restaurando las viviendas antiguas. Las de nueva construcción tienden a respetar los elementos arquitectónicos de la arquitectura tradicional serrana, muy parecida a la de la vertiente segoviana de la sierra. Villavieja es hoy un pueblo que se beneficia de su proximidad a Buitrago del Lozoya, centro comarcal de servicios donde se concentra el comercio, la atención sanitaria, las instalaciones escolares y deportivas, los medios de transporte, etc. Tiene una población censada cercana a los 300 habitantes. Gran parte de la población activa trabaja en Madrid mientras que otros tienen su segunda residencia en la villa y barrios.

Su futuro está en una gestión adecuada de los recursos naturales de los que goza y de una apuesta decidida para promover la segunda residencia, ya que dispone de gran cantidad de suelo urbano en las cuatro urbanizaciones con las que cuenta,  sin olvidar el incremento de  la oferta turística para mostrar adecuadamente al visitante su patrimonio rural y todas las posibilidades de disfrutar de su rico entorno natural y paisajístico.

Montañas - Villavieja del Lozoya