Esos acontecimientos dejaron su huella en la memoria de los vecinos de más edad del pueblo, como veremos en la segunda parte de esta obra donde recogemos sus recuerdos y vivencias, pero también pueden seguirse, desde otra perspectiva, a través del hilo conductor de la evolución de su población.
Durante el primer tercio del siglo XX, Villavieja registró un importante incremento de población ya que en 1930 se alcanzaron los 464 habitantes, superando el censo anterior, de 1920, en un 21,8%. En general, la economía española se vio favorecida por la neutralidad del gobierno en la Primera Guerra mundial, aunque se incrementaron mucho las tensiones sociales entre las clases sociales que se beneficiaron de ese auge y la inmensa mayoría de la población, situada en las zonas rurales.
También habría que anotar como causa del crecimiento demográfico una mayor atención sanitaria y educativa que poco a poco va llegando al medio rural: Villavieja contaba con médico titular al menos desde 1908, aunque el concejo había contribuido a pagar desde siglos atrás a un “cirujano de oficio” y, además, la gente recibía atención del médico de Buitrago que atendía a toda la comarca.
En la “Guía de Madrid y su provincia” se menciona ya la enseñanza primaria pública, implantada como consecuencia de la Ley Moyano, señalando que la escuela de Villavieja contaba en 1887 con 40 alumnos “que reciben juntos la enseñanza, que es común a los dos sexos, por el sistema simultáneo”. La plaza se cubría por concurso con una remuneración anual de 625 pesetas y 156,25 más para material, siendo sostenida por el concejo.
A pesar de los graves acontecimientos de la Guerra Civil que comenzó en 1936, la población prosiguió su crecimiento hasta 1950, para luego sufrir un brusco descenso. Efectivamente, si en 1950 Villavieja presentaba una población de 501 habitantes, en 1980 cae a 167, una disminución que dejó reducido el número de habitantes a menos de la mitad.
Las causas de este éxodo, general en todos los pueblos de la Sierra de Madrid, se debió, por una parte, a la finalización de la repoblación forestal y de las obras públicas del embalse de Riosequillo que redujeron las posibilidades de encontrar trabajo en la zona y, por otra parte, a la oferta laboral de la capital, Madrid, que empezaba a proporcionar muchos puestos de trabajo en la industria y los servicios como consecuencia del Plan de Estabilización de 1957. También hay que señalar como causa del éxodo rural el mismo aumento de la población que alcanzó su máximo en 1950,una cifra quizá excesiva para unos recursos limitados.